LAURA MARTÍN MONTALBÁN: SEMBLANZA BIOGRÁFICA
Por José Mª Prats Escriche
Certamen Oficial de Jota de 1992, teatro Principal de Zaragoza. Una cantadora aguarda entre bambalinas a que finalice su actuación el jotero que la antecede. Es joven para este certamen, sólo tiene 19 años, sólo 19, no obstante lleva en la jota cantada desde los ocho años. En ningún sitio consta cuál fue el tono de su espera, si la acuciaban los nervios o, por el contrario, templaba el ánimo. Experiencia en concursos, y en premios, no le faltaba, y en cuanto al Certamen Oficial era la tercera vez que se presentaba. De nuevo pisa el escenario donde se consagra la élite de la jota, pero va a resultar que a pesar de su juventud le sobrará maestría y arte en este empeño; reunido el jurado tras todas las intervenciones, nuestra joven consigue el Primer Premio Ordinario. Tan sólo le quedará el reto de convertirse en Campeona de Aragón.
Como pueden imaginar estamos hablando de Laura Martín Montalbán, a la que más tarde alguien dedicaría unos versos muy reales, sin hipérbole, incluido también el primero, que nos sirven para preludiar su etapa de formación y de certámenes:
“Preciosa era tu carita / y tu garganta envidiada / porque no había un lugar / en que tú no demostraras / que eras la niña prodigio / de la jota deseada.”
Laura es de Zaragoza, donde nació en 1973 dentro de una familia aficionada y vinculada desde antaño a la jota, tanto en lo que respecta a su madre Pilar, natural de Letux, como a su padre, Macario, oriundo de Obón, en Teruel. Un tío de su madre ganó el Certamen Oficial de Jota tres veces, en 1924, 1926 y 1927; asimismo, un tío de su padre obtuvo un segundo en el mismo certamen en 1958. Sus primeras jotas las escucharía de labios de su padre, que cantaba en casa, en el coche y, según ella, a todas horas. Y también, a partir de 1981, de la que hoy es ya una leyenda de la jota cantada y su enseñanza, Doña María Pilar de las Heras. Laura fue su discípula en la Escuela Municipal de Folklore de Zaragoza, de la que salió en 1986 con el título de Grado Superior de cantadora de jota y una calificación global de Sobresaliente.
Estamos en la etapa de los certámenes, a los que concurrió desde 1982 con profusión y con mucho éxito en las diferentes categorías a medida que cumplía años. Consta en su formidable haber más de un centenar de premios, entre ellos 42 primeros y muchos segundos y terceros. Recorrió en su transcurso buena parte de la toponimia aragonesa y también localidades de la Rioja, como Logroño, Cenicero y Arnedo, de Burgos y de Navarra, sin olvidar el Centro Aragonés de Barcelona.
Virtualmente en la élite jotera, quiso alcanzar la íntima satisfacción de respaldarlo en el sumo certamen, el Oficial de Zaragoza, y lo consiguió en 1992, muy joven todavía, con 19 años. Al año siguiente, demostró su valía ya ampliamente contrastada, alcanzando el Primer Premio Extraordinario y convirtiéndose en Campeona de Aragón a los 20 años. Para que nadie dudase lo refrendó dos años después, en 1995. Ya había llegado a la élite de la élite, a la “crème de la crème”, ¿para qué insistir en competir si la jota siempre seguirá acompañándola, y además ya tenía abiertos otros caminos en la música y en la vida?.
Había, pues, muchas otras cosas que hacer, y las había iniciado antes de 1995. En 1993 grabó junto a su hermana Esther un magnífico e interesante trabajo discográfico titulado “Añoranza”, constituido por los estilos transmitidos con ortodoxia magistral por María Pilar de las Heras. También se incluye un bellísimo estilo rescatado al final de los ochenta en Obón, el pueblo de su padre, uno de cuyos mayores lo recordaba. Ella lo pondrá en valor, y lo popularizará, además de interpretarlo con maravillosa sensibilidad; dice: “cantar que sale del alma / es como una mariposa / que en lugar de flor en flor / revuela de boca en boca”.
Compuso también coplas para cantar, una de ellas fue Primer Premio en letras alusivas: “Un baturro en Monzalbarba / asegura que ocurrió: / que le cantó a la Sagrada / y de alegría lloró”. Y en 1994 compuso la canción aragonesa “Si el corazón no me habla”, que se estrenó el mismo año en el Teatro Albéniz de Madrid y se registró en la Sociedad General de Autores en 1997. Reza así: “No puedo cantar la jota si el corazón no me habla. Mi voz es sangre que brota de las heridas del alma”.
También conoció el ámbito coral y durante cinco años fue miembro de la Coral Municipal Salduba de Zaragoza. Gradualmente fue forjándose una gran formación musical: hizo cursos de técnicas vocales, canto coral, pedagogía musical orientada a la educación infantil, y en 1995 obtuvo en el primer conservatorio privado que hubo en Aragón la titulación en Guitarra Clásica, que cursó con el correspondiente acompañamiento de materias, entre otras, armonía musical, música de cámara o Historia de la Música. Y movida por la vocación docente, que también explicitará en la jota, estudió la carrera de Magisterio, en la especialidad de Educación Musical. Por supuesto la jota seguirá en su horizonte vital, pero está vez será en forma de numerosos recitales y conciertos, muchos de ellos patrocinados por Iber Caja y por la Diputación General de Aragón.
Vamos a pasar a la siguiente y actual etapa, y recurriremos otra vez a las estrofas que se le han dedicado:
“Pasaron pronto los años / y hemos podido ver / que aquella niña preciosa / se ha ido convirtiendo / en una bella mujer / en una gran cantadora / y campeona también / que enseña con mucho celo / su afinado buen saber”.
Desde el final de los noventa, Laura Martín Montalbán irá sustituyendo gradualmente su participación en los escenarios por la enseñanza de la jota, y ello con gran aprovechamiento pues muchos de sus alumnos vienen alcanzando importantes éxitos en los últimos veinte años. El otro eje de su vida fuera del hogar es un trabajo imbricado con su gusto por la música. Hoy ejerce su profesión de maestra en Zaragoza, en el Colegio de Educación Infantil y Primaria “El Espartidero”, en el que compagina sus clases con el cargo de Secretaria dentro de la Junta Directiva del centro.
No obstante lo anterior, Laura tendrá intervenciones destacadas en la jota; una de ellas en 2008, cantando de forma anónima una rondadora para acompañar al bailarín Miguel Ángel Berna al final del audiovisual “Sinfonía de Aragón”, de Carlos Saura, que se proyectaba en el pabellón de Aragón de la Expo de Zaragoza. Consta que, a lo largo de sus 5580 pases, el público, emocionado con su canto, aplaudía, y que al igual que los visitantes también ella se emocionó al escucharse. No podía ser de otra manera dado el brío y el donaire que le imprime a la rondadera, ejecutada con una voz de gran proyección, potente, con facilidad para el agudo y de excelente dicción.
Desde 2009 ha participado en cuantos homenajes ha recibido su apreciada maestra María Pilar de las Heras: desde nuestro Premio Mujeres de Jota de 2009, hasta “Dándolo Todo” en Aragón TV en 2017, pasando por el Teatro Principal de Zaragoza en 2011.
Para acabar mencionemos que en la Casa de Aragón del Henares recibió el Premio “Quijote de la Jota” en 2017, como reconocimiento al conjunto de su trayectoria y a su defensa de la esencia de la jota. Ni más ni menos son las mismas razones por las que se le otorga a Laura Martín Montalbán el Premio Mujeres de Jota por Aragón. La voz que atesora, los premios de primer orden que ha merecido desde joven, su celo y empeño en la enseñanza de la jota en lugar de en la competición, por muy respetable que sea ésta, el anhelo de ampliar su formación musical, e incluso su encantadora y emocionante respuesta a la pregunta de cuál había sido su momento más intenso en la jota, la convierten en una indubitable Mujer de Jota. ¿Que qué contestó a esa pregunta?, pues el día que conoció a su marido, el bailador Ivanhoe García, y la primera vez que oyó cantar a su hija en un escenario.
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