PREMIO MUJER DE JOTA 2018 POR ARAGÓN
Primavera de
2015, en la calle Concordia del distrito de Santa Isabel de Zaragoza, acabada
la jornada escolar, un grupo de cinco niñas llega risueño a su destino, una
escuela de jota. La profesora, Beatriz Bernad, les abre la puerta de cristal
donde está rotulado un curioso logotipo definido por dos bes mayúsculas
afrontadas, sus iniciales. No está exento de significados, la B invertida, que
mira a la izquierda, bien podría representar el pasado y las esencias de la
jota, mientras la B no revirada bien podría referirse a un futuro al que la
jota debería orientarse también, en una armonía delicada pero factible, algo
que la propia Beatriz ha procurado en dos ambiciosos y magníficos trabajos
discográficos, “La Jota Ayer y Hoy” junto a Nacho del Río, y “Las Pilares”.
Innovar, pero desde el conocimiento de las esencias puras.
Lécera,
comarca del Campo de Belchite, a sesenta y un kilómetros de Zaragoza, treinta y
seis años antes. Se incorpora al mundo una nueva lecerana que hoy podemos decir
que en la jota es por derecho “La Lecerana”, Beatriz Bernad Esteban. Dotada de
una voz que, además de bella, es una fuerza de la naturaleza, capaz de grandes
alardes, de timbre excelente y dominio de los agudos, y con la que procura
siempre, siguiendo a Jesús Gracia, comunicar “alma” a la jota cantada, Beatriz
Bernad está ya considerada, pese a su joven edad, como una de las grandes
cantadoras de todos los tiempos. Hubo quien muy pronto intuyó el privilegio de
su garganta y captó su muy temprano sentido musical: Presentación, una vecina
del pueblo, con la que Beatriz se arrancó a cantar y lo hacía con gusto pues “cantaba a todas horas”.
Con cuatro
años ya era alumna de Pilar Sanz Baquero, la “Golondrina de Belchite”,
población situada a trece kilómetros de Lécera, a donde su madre la llevaba
todos los sábados. No sorprende que como infantil ya obtuviera varios premios
en concursos: entre otros, un primero en la ONCE y un segundo en San Mateo de
Gállego.
Un hito
importante es el traslado de su familia a Zaragoza en 1986, que pasará a ser su
residencia definitiva. Allí, en el cogollo principal de la jota, asistirá a las
clases del muniesino Jesús Burriel, lo que marcaría el comienzo de su carrera, confirmada
con la obtención en la categoría juvenil de muchos primeros premios, como por
ejemplo: en 1992 en Belchite, en 1993 en el Certamen de Huesca, en 1994 en
Tarazona, en 1995 en el Barrio de Movera de Zaragoza.
Hasta
entonces, sus profesores habían impulsado adecuadamente su trayectoria de
cantadora, pero en torno a los catorce años se produce un hecho decisivo: habida
cuenta de su gran potencial como cantadora, será admitida en la escuela de uno
de los más grandes del siglo XX, Jesús Gracia Tenas, también de Lécera, y del
que será la última alumna. Su docencia supondrá una diferencia cualitativa que
moldeará todavía más a nuestra cantadora. Será un profesor muy exigente, pero a la vez la tutelará como a una hija y le
aportará pautas de vida, en tanto que para ella será su mentor. Jesús Gracia la
aproximó de otra manera a la jota, infundiéndole una gran responsabilidad por
la jota cantada y un respeto por las esencias y enseñanzas procedentes de los
cantadores antiguos de finales del XIX y principios del XX. Le enseñó a “decir la jota”, es decir, a
interiorizar el sentimiento que las letras expresan para luego recitarlas, pero
no leyéndolas sino cantándolas. Y es que hay estupendas voces que dominan
estilos pero que, por no llevar cabo el anterior proceso, no llegan a
transmitir el sentimiento, quedando pobres o incluso faltas de “alma”. Beatriz
recuerda con gran cariño a Jesús Gracia y siente mucho el vacío que dejó, pero
esa melancolía la apacigua con la necesidad transmitida por el maestro de
seguir siempre aprendiendo.
Sus éxitos en
la jota cantada seguirán creciendo con una extensa lista de primeros premios: Sariñena,
Belchite de nuevo, El Cachirulo, Tarazona, Mallén, La Codoñera, Alagón, La
Muela y un largo etcétera; cuatro segundos premios en el Certamen Ordinario de
Zaragoza, y otro segundo en el Demetrio Galán Bergua; para culminar finalmente
con el Primer Premio del Certamen Oficial en 2002, con el que adquiere la
categoría de profesional, en la que seguirá cosechando galardones, como los
primeros premios de Tarazona, La Muela o Almudévar.
A partir de
entonces, con el respaldo de los éxitos conseguidos y de la belleza, fuerza y
calidad que impregnan su voz, inicia una fase de su vida caracterizada por la
sucesión de trascendentes e innovadores trabajos discográficos, en los que
intervendrá como coprotagonista, colaboradora y también protagonista, así como por
su participación en una serie de cuidados y ambiciosos espectáculos, unos vinculados
a los referidos discos, y otros independientes. Paralelamente a esta actividad
de grabación y en los escenarios, desarrollará otra como profesora de jota, en
la que también está muy volcada Beatriz Bernad. Desde 2013 enseña en un entorno
que ella misma se ha creado a su gusto, una escuela propia en la ciudad de Zaragoza.
Además, fiel al interés por los orígenes, ha formado parte de Somerondón, la
Asociación Universitaria de Folklore Aragonés, que investiga y divulga la
cultura tradicional aragonesa.
Su trabajo de 2005 a 2008 en los discolibros
de la editorial Prames, "La Jota de Ayer y Hoy 1, 2 y 3", que a la importancia
de las voces, la de Nacho del Río y la suya, une la autoridad de las firmas,
Javier Barreiro y José Luis Melero entre otros, es un tributo a los cantadores
antiguos y supone un gran esfuerzo de revitalización y dignificación de la jota
desde su raíces, con el fin de no perder nunca de vista los orígenes.
Importantes son también las colaboraciones en otros trabajos
discográficos, como "Batebancos" de su compañero Nacho del Río,
"Flamenco diásporo" con la Orquesta Popular de la Magdalena, o la
grabación de una Antología de la Jota para "El periódico de Aragón".
Así mismo, ha participado en espectáculos de gran envergadura como la Gran Gala
de la Jota de la Expo 2008, "Xotares", "Vida" o cada una de
las representaciones vinculadas a "La Jota de Ayer y Hoy". Sin
olvidar el cine, representando a la pureza de la jota en voz femenina en la
película documental “Jota” del cineasta aragonés Carlos Saura, estrenada en
septiembre de 2016.
No obstante, su proyecto discográfico más personal es también el más
reciente, “Las Pilares”, presentado en octubre de 2015. En él rinde un homenaje
a las antiguas cantadoras, como María Pilar de Las Heras y su profundamente
admirada Pilar Gascón, pero es un objetivo que se amplia al reconocimiento de
las mujeres en general, que injustamente también han sido preteridas por los
hombres en la jota. Este trabajo es además un ejemplo de innovación, que
incluye puesta al día de letras o arreglos musicales con empleo de instrumentos
no habituales, en este caso el bombardino, el trombón, el laúd cubano y el
acordeón ¿El objetivo de la innovación? Con acierto lo expresa el productor
musical del disco, el argentino Alberto Gambino, cuando manifiesta que el
propósito del disco es "quitarle polvo a la jota" y
que "la gente vea que es una
herramienta como cualquier otra" para expresar la situación actual.
Puede afirmarse que Beatriz, que canta con la pureza de las voces históricas y está
siendo llamada más de una vez La María Callas aragonesa, es en la actualidad uno
de los rostros más visibles de los proyectos de innovación del entorno musical
de la jota.
Queda evidenciado, pues, cómo la jota es el hilo
conductor de la vida de Beatriz Bernad: se levanta cantándola por la alegría
que vocalizarla le infunde; la reconforta en la tristeza; por ella conocerá a
su esposo. Es, finalmente, su forma de vida; es trabajo y pasión
simultáneamente, una pasión que, quizás, ya ha trasladado a su hija. La jota no
sólo da sentido a su vida, es su vida misma. Por eso Beatriz Bernad Esteban es
paradigma de la Mujer de Jota.
José Mª Prats Escriche
No hay comentarios:
Publicar un comentario