PREMIO MUJER DE JOTA 2017 - MENCIÓN A TÍTULO PÓSTUMO
El pasado 21 de Mayo de 2016 el
mundo de la jota se sintió profundamente conmovido por la triste y temprana pérdida
de una gran cantadora y excelente artista: Elba Gonzalvo Montañés. Elba
interpretó magistralmente, durante los casi 40 años de pertenencia e incesante
actividad en el Ballet Aragonés Baluarte, los papeles protagonistas de los más
destacados espectáculos de esta compañía artística.
Elba nació en Zaragoza el 26 de
septiembre de 1947 y ya desde su niñez sintió una vocación artística que se vio
alimentada por la relación con sus queridos amigos los hermanos Mormeneo-Zapata,
especialmente con Conchita, una entrañable amistad que se prologaría a lo largo
de toda su vida. Los clásicos prejuicios familiares de la época en torno al
desarrollo de actividades artísticas le impidieron desarrollar su vocación hasta
1977 cuando se integró en el elenco artístico de un recién formado grupo de
Jota: Baluarte Aragonés. En 1978, inició su formación jotera recibiendo lecciones
de canto de Dª Jacinta Bartolomé, primero, y de Aurora Tarragual y Vicente
Calahorra, después. Paralelamente complementó su formación en Técnica Vocal de
la mano de Dª Pilar Andrés.
En los inicios de su carrera,
Elba recibió varios premios de jota cantada en los certámenes celebrados en Fuendejalon,
Barcelona y El Cachirulo de Zaragoza, entre otros; pero no sintiéndose motivada
por la competición y alejándose de las rivalidades que despiertan los
Certámenes y Concursos, decidió dejar de
lado esta faceta para centrar su carrera artística en los espectáculos y
propuestas innovadoras de su grupo Baluarte Aragonés.
Con el devenir de los años Elba se
fue enfrentando a grandes y difíciles retos artísticos interpretando a personajes
tan destacados como “La Dolores”, Agustina de Aragón o Isabel de Segura en “Los amantes de
Teruel”, entre muchos otros personajes que le permitieron sentirse totalmente
realizada y respetada como artista. De este modo, Elba recorrió todos los
rincones de España y viajó por toda Europa formando parte de primeros papeles
de reparto en distintas obras de temática aragonesa como: “Aragón hoy” en 1980,
“Aragón vivo” en 1981, “Rasgos” en 1982 y en su reposición en 2013,
“Aragonense” en 1983, “Memorias” en 1984 y en su reposición en 2015,
“Desarraigo” en 1.985, “1.808 Zaragoza” en 1986, “Acordanza” en 1989, “Goyescas” en 1992, “¿Quién fue la
Dolores?” en 1994, “Independencia” en 1996, “Antología Aragonesa” en 1998, “Los
amantes de Teruel” en 2000, “Trasmoz y sus brujas” en 2006, “Los Sitios 1808”
en 2008 y "Antología Tradicional aragonesa" en 2009.
Con todos estos espectáculos, con
todos los papeles interpretados y con cientos de representaciones a sus
espaldas, Elba consiguió forjar una fantástica carrera artística y profesional
como cantante y actriz. Una carrera caracterizada por su pasión y por su
entrega al personaje y por el meritorio logro de llegar a transmitir al
espectador, en cada una de sus representaciones, el sentimiento y el carácter
del personaje que representaba.
Su actividad artística se
compaginó entre 1986 y 2012 con su actividad docente como profesora de canto en
los estudios de música, canto y danza del “Ballet Aragonés BALUARTE“. Allí transmitió
toda su experiencia, su sabiduría y su buen hacer sobre el escenario a toda una
generación de cantadores y cantadoras que pasaron por la Escuela y Grupo de
Canto de esta compañía artística.
Y si en Baluarte Aragonés inició y
desarrolló la totalidad de su brillante carrera artística, en este mismo grupo dio
fin a la misma cuando la enfermedad venció a sus fuerzas. Un grupo que fue su
vida, que fue su familia y en el que se apoyó en 3 pilares fundamentales para
su desarrollo artístico: su esposo José Miguel Pamplona Angos (fundador y
director del Ballet Aragonés) y sus hijos Nacho y Elba Martín Gonzalvo, a
quienes les transmitió su amor y su pasión por el folklore aragonés. Baluarte
Aragonés fue, además, un espacio de encuentro con grandes figuras consagradas
de nuestra jota y con jóvenes promesas que iniciaban su camino artístico en
este grupo de la mano de Elba y José Miguel, quienes además de enseñarles los
entresijos de la profesión los cuidaban como a su propia familia.
Entre el legado que Elba nos deja
queda el recuerdo imborrable de sus interpretaciones y de sus personajes, el
magisterio que ejerció directa e indirectamente entre todos los cantadores de
su escuela y grupo y sus grabaciones en solitario y con su grupo que son el testimonio
de su buen hacer en sus casi 40 años de carrera artística.
Su historia de vida estuvo vinculada
a la Jota y a la interpretación, como lo estuvo a su querido grupo en el que
pudo cumplir su vocación de aportar su buen hacer en favor de nuestra Jota,
algo que consiguió con una incesante actividad artística y docente y con mucha
entrega y pasión por lo que tanto amó: la JOTA.
César Rubio Belmonte
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