Esta historia
empieza en la ciudad portuaria de Rotterdam, en Holanda, posiblemente la
principal puerta de Europa desde el mar. Allí nació en abril de 1988 Noelia
Ortiz Cormano, nuestra nueva Mujer de Jota. De puerto a puerto, desde el primer
puerto de Europa en movimiento comercial hasta el que es el principal puerto
del mundo, sí, el principal en la jota: el Puerto de Sagunto. Es también una
historia personal más de esa España que ha sido país de emigrantes desde finales
del siglo XIX, primero a América, y desde 1960 hacia Europa. La vorágine
provocada por la necesidad de encontrar mejores medios de vida envolvió también
a sus abuelos paternos que, afincados primero en el Puerto de Sagunto, saltaron
desde aquí a Holanda, país de destino de muchos españoles en los años sesenta. No
obstante, las vacaciones veraniegas pasadas en el Puerto propiciaron que los
padres de Noelia se conocieran. Una vez casados se establecieron en Holanda,
pero tras cinco años regresaron definitivamente a España, al Puerto,
acompañados de una hijita de tres años.
A los seis
años Noelia, llena de infantil curiosidad, pudo satisfacer en esta casa su deseo
de conocer qué era la jota, aunque ya lo había intentado antes, a los cinco
años, cuando les indicaron a sus padres que era demasiado pequeña para
iniciarse en el baile. Podríamos elucubrar incluso que esto fue un reencuentro
con la jota, puesto que Noelia desciende en parte de aragoneses de Teruel: su
abuelo materno era de Castellote y su bisabuela paterna de Olba. Y lo
remarcamos porque parece que hay acordes musicales que llegan o no al alma según
la genética que nos ha correspondido. Eso lo podría explicar la neurociencia:
por qué determinadas tonadas pulsan la emoción de unas personas y no de otras.
Noelia portaba sin duda unos genes que la impulsaron hacia la jota, a conocerla
en profundidad y, en suma, a enamorarse de ella.
Desde el
primer momento Noelia se propuso el objetivo de bailar como los “grandes” y
quedó cautivada por la vestimenta tradicional aragonesa, cuya autenticidad
siempre ha buscado y que para ella no es una servidumbre sino un envoltorio estimulante
y precioso para ejecutar el baile. No en vano a Noelia le han rondado siempre
los duendes del escenario, como demuestran también los estudios que realizó fuera
del ámbito de la jota: música, canto, piano y danza.
Su primera
etapa en la jota va a abarcar toda su infancia y adolescencia, hasta los
dieciocho años, cuando una lesión habida en otra actividad la apartó durante
más de un año. Tras este paréntesis retomaba su actividad escénica y, al cabo
de un año más, volvía a sentirse otra vez en plena forma. Ese momento coincidió
con la primera asunción de una responsabilidad adicional, pues se le propuso
ser codirectora del cuadro de baile. Fue también elegida Reina del Centro para
el período 2010-2012, una experiencia ilusionante que se sumó a la del bienio
2002-2004, en que fue Dama de la
Corte de Honor. Pero ante todo, el broche de oro lo
constituirá desde junio de 2010 el inicio de su relación con nuestro querido cantador
Javier Iserte, su “media naranja” y “compañero de viaje” en la vida, según palabras
de Noelia, al que además del amor le une la pasión común por la jota.
Quedarse sola
en la dirección del cuadro de baile marcaría el comienzo de su etapa actual,
que incluyó también la responsabilidad de la escuela de baile, cargos que hasta
el último día ha desempeñado con ilusión, esfuerzo, e intentando transmitir
toda su técnica, así como el sentimiento, el respeto y la pasión que la jota
despierta en ella. Más íntimamente, lo que marca la presente etapa es su
comienzo en la jota cantada, algo que siempre le había interesado y que ha
iniciado de la mano y con el aliento de Javier Iserte y del profesor César
Rubio. Ahora, a Noelia y a Javier les espera Zaragoza, donde ella acabará sus
estudios de veterinaria y ambos profundizarán en el arte de la jota.
Eso sí,
cuando inicie su nueva vida en tierra aragonesa, seguirá conservando el
recuerdo de innumerables actuaciones: Los Pilares, con su carga de ilusión y
nerviosismo, y de sobreesfuerzo, dado que es siempre el festival más esperado y
en el que toca rayar en lo más alto; la actuación en el Ateneo de Valencia
junto a Juanjo, otro gran bailador; en Albarracín para la presentación del disco
"La jota es...", de nuestro grupo de canto; la intervención de todo
el grupo en el programa televisivo "Dándolo todo... Jota"; y las
concentraciones, cuyo recuerdo le provoca siempre una dulce sonrisa de deber
cumplido, porque por encima del cansancio del viaje, de la falta de sueño y del
ambiente festivo, siempre prevalecía la voluntad del grupo de hacerlo lo mejor
posible, de entregarlo todo.
Aunque su
recuerdo más entrañable es el de la inmensa emoción que le produjo el canto de
su novio Javier Iserte cuando ella subía al escenario para ser nombrada Reina
del centro. Pudo parecer algo hierática, pues es de natural reservada, pero la
emoción procesionaba por dentro como sangre que bulle.
Otra
satisfacción que le ha brindado la jota ha sido conocer a algunas de sus
personalidades más llamativas. Especial atracción le provocan tres acreditadas parejas
de baile: Luis Enrique Langarita y Kelia Borniquel, Alex Aldea y Patricia
Sariñena, y Javier Bespín y Sheila Palacino. Pero en cuanto a embrujo, fue
Sandra Aragón quien fascinó a Noelia con su baile y se convirtió en auténtico
ídolo y particular fuente de inspiración. En el canto femenino, se inclina por
su amiga Susana Gil, María Ángeles Genzor, Beatriz Bernad y, la cantadora a la
que más extensamente ha escuchado, Begoña García. En el masculino, como no, a
su pareja Javier Iserte, cantador con talento y talante de humildad y de gran
persona, seguido por Nacho del Rio, Toño Julve, del que destaca su condición de
ágil e ingenioso versificador, y su profesor César Rubio, al que define como “excelente
maestro y pozo de sabiduría respecto a la jota”. En el terreno instrumental, le
emociona el maestro Juanjo Almarza, que hace hablar a los instrumentos de
cuerda.
Visto todo lo
anterior, la larga trayectoria en este centro y en la jota de Noelia Ortiz Cormano
está, pues, delineada por su seriedad en el esfuerzo y su discreción, por la
responsabilidad en su ejercicio como profesora, por su estilo elegante y
depurado como bailadora, y por su buen gusto y fidelidad a la tradición a la
hora de componer su indumentaria aragonesa. Son méritos y son avales
indiscutibles para nuestra nueva y digna Mujer de Jota del Puerto de Sagunto.
José Mª Prats Escriche
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